Bien lo dice Antonio Rosique, el fútbol suele ser para muchos una verdadera “descarga de adrenalina” en la que diversas sensaciones se conjugan y se crean especies raras, muchas veces incomprensibles, de sentimientos.
Por ello es que ahora, con la Euro 2008, nadie duda en marcar a sus favoritos, en deleitarse con el juego de la élite del fútbol del viejo continente. No importa si eres mexicano o eres aficionado al América, las Chivas, Pumas, Cruz Azul, Tigres, Rayados o Pachuca. Por supuesto que no importa. Este mes eres de Holanda (ya fuera), España, Alemania, Italia (también eliminados), o bien los Turcos que no dudo despierten simpatías por ser un “caballo negro”.
Lo hacemos para sentirnos parte de esa fiesta, que en esencia no nos corresponde, pero no queremos quedarnos fuera. Hoy, en un mundo globalizado, nos invitan a unirnos a ellos. A cantar “La Marsellesa”, a vibrar con una tanda de penales que desafía a la historia como en este España vs Italia, nos invitan a que veamos a la Alemania valiente, gallarda, avasallante que siempre ha sido, a Holanda con su fútbol excelso, a Portugal con su ritmo latino, a los mejores porteros del mundo, a la mejor fiesta futbolística detrás del mundial.
El fútbol es emoción, es sentimiento, es intangible, de repente alguien le llama “Villamelón” por sumarse a un equipo más y sumar otros colores en su corazón que no solo suelen ser los de su equipo primario. Hoy “le vamos” a un equipo, pero en la Libertadores le vamos a los clubes mexicanos, en la Copa América, de Oro, Mundial y Confederaciones a México. En España quizás sigamos al Real Madrid o al Barcelona, en Inglaterra al Liverpool o al Manchester, en Italia a la Roma o la Juventus, y así donde haya un pequeño rincón donde algo nos identifique, o nos genere simpatía.
Por supuesto que tu equipo, siempre será tu equipo. Pero, el fútbol ha cambiado. Hoy necesitamos de esa emoción, de esa adrenalina, de esa emotividad, y nos refugiamos donde sea para seguir viviendo el fútbol.
¿Soy Villamelón? No lo creo. Ahora sigo a la Jaiba Brava en la Primera “A”, no olvido a los Tigres de la UANL, no descansaré hasta cantar “You’ll never walk alone” junto a los fans del Livepool, volveré a ir a canchas y estadios que me han hecho vibrar aunque no sean mis equipos… y es que, cuando amas el juego, cuando lo vives día a día, no solo los tuyos te llenan el alma, el espiritú del buen juego, una gambeta, un quiebre, una salvada en la línea, una reacción temeraria, un potente zurdazo, una batalla mano a mano, termina por cimbrarte.
Es la emoción del fútbol.