Suena muy técnico el título de este post, pero desde hace días quería platicarles sobre algunas cosas que le he estado dando vueltas.
En este mundo actual, compañías grandes, pequeñas, medianas, es decir todas, estamos buscando hacer negocios, y obviamente percibir ganancias. El mundo se mueve así y todo estamos en la búsqueda del ingreso.
Algunas empresas necesitan de otra para desarrollar servicios, exponer sus marcas, anunciarse, o bien, maquilar partes de sus productos finales. En fin, hay una interrelación entre todos.
Toco todo esto por la simple razón que en esta época de crisis, muchos han optado por no gastar, reducir costos y otros han optado por ser más eficientes a la hora de repartir y consumir sus presupuestos. En el tema de exposición de marca, publicidad y marketing relacionado al deporte, siempre se ha optado por estrategias que ayudan a posicionar la marca del cliente, por darle esa “recordación” al consumidor final y a la hora de tener una “decisión de compra” pueda preferir esa marca expuesta en su equipo o deporte favorito.
La interrogante surge cuando la exposición de marca pasa a segundo término debido a que las empresas deciden emprender políticas que incentiven el volumen de ventas, que la rentabilidad de su inversión se vea reflejada en las ventas que no siempre sucede en los negocios de patrocinios deportivos que suelen estar orientados a las asociaciones de marca con el componente masivo-social que da el deporte.
La clave suele estar en la activación de ese patrocinio: acciones que no dejen solo una exposición de marca. Actividades que estimulen el consumo, activaciones que reflejen los valores de la marca y que la trasladen más allá de los centros de exposición incluso con movilización de los consumidores. Eventos diseñados para combinar el deporte en donde puedan realizar actos de consumo.
¿Es difícil? ¿Tiene su complejidad? Por supuesto. Si la clave son las activaciones de patrocinio, el éxito está en el equipo creativo.