Ya hemos visto como podríamos evaluar a un jugador por sus características técnicas, pero hoy por hoy, no es suficiente. La diferencia entre ganar y perder es del 1% y ese puede ser el factor mental: una desconcentración y por consecuencia un error. Todo el trabajo de una semana o temporada puede ser destruído en un segundo.
He aquí, los atributos que proponemos calificar en la parte mental de un jugador:
- Agresión (¿Es agresivo?¿Positivamente?¿Pierde control?)
- Anticipación (¿Sabe anticipar?¿Lee bien esta situación?)
- Colocación (¿Sabe colocarse?¿Está atento?)
- Compostura (¿Es disciplinado?¿Busca “hacer teatro” siempre?)
- Concentración (¿Mantiene altos niveles de concentración?)
- Creatividad (¿Crea soluciones? ¿Se atreve a aplicarlas?)
- Decisiones (¿Sus decisiones son correctas? ¿Son la mejor opción para el equipo?)
- Desmarques (¿Busca jalar marca?¿Se mueve al espacio libre?)
- Determinación (¿Busca siempre la pelota en buena lid?¿No pierde el ánimo?)
- Influencia (¿Tiene influencia sobre los compañeros?¿La afición o el rival lo presionan?)
- Lucha (¿No da por perdido ningún balón?¿Derrocha esfuerzo?)
- Talento (¿Puede seguir aprendiendo?¿Hace buenas cosas de manera natural?)
- Trabajo en equipo (¿Busca siempre el colectivo?¿Trata de jugar para todos?)
- Valentía (¿Arriesga físicamente cuando es necesario?¿Va a jugadas físicas?)
Para ser metodólogicos, mantenemos el mismo criterio, por ejemplo: una escala del 1 al 10 donde le demos un valor a cada atributo y de esta manera ir calificando a nuestro equipo. Es importante remarcar que estos atributos se califican desde un punto de vista positivo, es decir, un 10 representaría lo que entendemos como concepto de cada atributo.