En un fútbol como el que vivimos actualmente, tan mediático y comercializado, el efecto de los diferentes intereses inmiscuidos en el fútbol profesional puede llegar a influir hasta en donde menos podemos imaginar, en este caso en un jugador de élite como lo es Lionel Messi.
Una gran presión es la que está sufriendo actualmente el jugador argentino, por su desempeño con la selección de aquel país, aunque su desarrollo y formación profesional se dio en España. En el viejo continente. Y obviamente todos los reflectores están sobre el, no solo los deportivos como le ocurre en Argentina.
Messi representa mucho dinero en imagen para las marcas que representa, es la principal imagen de la alemana Adidas, pero juego en un equipo donde cada fin de semana viste Nike. Muchas de las fotos que pueden encontrar de “Leo” en la red, son con el uniforme del Barza luciendo la marca de la palomita, aunque sus botines lleven tres franjas.
Con la selección argentina, se viste de adidas de cabeza a pie, por lo que la posibilidad de que el equipo pampero no llegara a Sudáfrica habría puesto nerviosos a federativos y anunciantes. Y esto incluye a la gente que maneja la carrera de Messi, y aquí desconocemos si alguna de estas presiones le llegaron al jugador de forma indirecta o quizás hasta directa.
Ese efecto ya se está viendo en los campos, en Argentina lo acusan de no aportar el peso especifico de un jugador de su talla, mientras que en Barcelona ya dio señales de un bajón deportivo que se ha vuelto el comentario actual, pero a diferencia de lo que ocurre con los medios sudamericanos, en España las voces para desahogarle presión salieron, empezando por Pep Guardiola su entrenador, seguido de sus compañeros como Keita y luego todo un referente del fútbol catalán y mundial: Johan Cuyff.
Todos de alguna u otra forma afirman que Messi paga el precio de ser el número uno del mundo. Curiosamente uno de sus principales señaladores es su técnico en el Seleccionado Argentino, un Diego Armando Maradona que ha dicho que “aún le siguen esperando”. Cosas así, definitivamente no le ayudan al astro mundial.
Messi podrá ser un superdotado del fútbol, juega y maravilla, pero no solo eso en el fútbol cuenta. Se requiere de compañeros, de ambiente ideal, de una idea aceptada y un buen trabajo en los entrenamientos para que todos los jugadores exploten sus cualidades.
Lionel es un activo en toda la extensión de la palabra, un activo económico para las marcas, para los clubes, pero también un activo deportivo para el fútbol y los aficionados. Ojalá que todos los actores involucrados puedan ayudarle a sentirse cómodo, a que se libere de la presión una vez concluido el mundial y que nos demos cuenta que Lionel es un chico todavía, que no por ser una gran figura ha alcanzado toda la madurez de un hombre hecho y derecho, que requiere apoyo y una buena guía para superar estos instantes.
Ya lo vivimos con dos brasileños: Ronaldo que llegó a convulsionarse, y Ronaldinho que después de tocar el cielo, ha desaparecido.
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