Desconozco mucho de temas legales, pero más de una vez hemos oÃdo que muchas resoluciones de un juez pueden apoyarse en un caso anterior de caracterÃsticas similares.
El cierre del histórico Yankee Stadium enfrenta a dos puntos de vista: el romanticismo deportivo y al negocio actual del deporte.
Es bien importante que señalemos que la mercadotecnia, la comercialización del deporte, la conceptualizo desde un giro alrededor del juego. Preservar y enlatecer valores antiguos, y crear, desarrollar algunos nuevos acordes a los nuevos tiempos.
Lejos de remontarme a los momentos gloriosos del YanKee Stadium, eso ya lo vieron por todos lados, quiero remarcar el punto que si un Estadio histórico a nivel mundial, a nivel global, fue dejado de lado para darle paso a un nuevo campo, se sienta la precedencia de que cualquier Estadio es susceptible de ser parte de la historia para darle cabida a uno nuevo, moderno y funcional.
La despedida del Yankee Stadium, refrenda temas como el derrumbe de Wembley para dar paso a New Wembley en Inglaterra, el cierre de Hillbury como casa del Arsenal para dar paso al Emirates Stadium, o lo que va a suceder en Liverpool con Anfield y el estreno de New Anfield.
Estas mudanzas implican que detrás de todo si hay una necesidad de mejorar espacios, de buscar nuevas formas de comodidad y experiencias al aficionado, nuevos negocios y otros temas que implican un nuevo inmueble. Significa una nueva historia, un nuevo comienzo.
Quedan atrás las leyendas, las historias, los logros y cierto aire nostálgico se respira. Quizás hubo muchos suspiros, muchos arrepentimientos o la necesidad de detener el cambio de escenario, pero ya es tarde. El deporte no muere, la pasión no cambia, y el sentimiento no muere. Solo hay que respetar las esencias de cada equipo.
Lo mejor de toda la última noche del Yankee Stadium fue ver a los jugadores, umpires y demás con cubetas o bolsas tomando su pedazo de esa tierra donde tantos héroes ilusionaron y movieron a generaciones de aficionados. Ahora, le toca el turno a un nuevo escenario, que quizás en unos 70 o 100 años más estará reclamando su lugar dentro de la historia del deporte.