15 de Abril del 2013.
Es un día que se está convirtiendo cada vez más difícil de olvidar. Desperté a correr como últimamente hago. No los engaño, practiqué deporte muchos años de vida, pero tenía casi una década sin tener el hábito de hacer ejercicio, opté por correr, opté por el running.
Salí a la calle, recordaba la Tragedia de Hillsborough donde 96 aficionados del Liverpool FC fallecieron en 1989. Cada 15 de abril se les rinde tributo. Se les recuerda. Sin embargo, en la conmemoración del 2013 tuvimos que enfrentar un nuevo episodio doloroso en la historia del deporte: el atentado en la Maratón de Boston.
Curiosamente, en la actualidad, Liverpool FC y Boston están ligados de alguna manera. Los propietarios del club inglés es Fenway Sports Group, quien tiene como activos a los Red Sox de Boston, el Fenway Park, Anfield (Estadio del LFC) y otras propiedades deportivas intimamente ligadas a Boston que incluyen un equipo de NASCAR. Ahí es la sede corporativa del grupo.
16 de Abril del 2013.
Volví a la calle, salí a correr. Por alguna razón, los inicios me cuestan mucho y me pasa por la cabeza el regresar a casa y descansar lo que nunca descanso.
“No tengo compromiso con nadie, solo conmigo. A nadie le fallo si no cumplo un entrenamiento del programa que me impuse”
Solo que repasando mentalmente lo que había ocurrido un día antes, recapacité. Si tengo un compromiso, el más grande: conmigo mismo.
Cada paso, cada metro, cada kilómetro representa un avance, representa romper una barrera. Claro que tengo un compromiso y es conmigo. Compito contra el peor enemigo de todos, el más fuerte y feroz: compito contra mi. Compito contra mis debilidades, mis momentos de flaqueza, mis pensamientos que no quieren dejar que avance, que de el siguiente paso, la voz que me dice que las piernas están tensas.
Tengo algo más grande a mi favor, la otra parte de mi que pide sacudirme de eso, que me pide seguir avanzando, que me pide seguir compitiendo, que me pide demostrarme una vez más que no hay barreras, que todas las veces que alguien me dijo que no podía, hacía lo necesario para demostrar lo contrario, pero más fuerte aún, demostrar que incluso una parte de mi se equivoca y que no vas a claudicar.
Y hay una parte de mi que se inspira, que toma valor, que vence el miedo cuando recuerda Hillsborough, cuando rememora Boston. Y si, la decisión está tomada: tengo que correr en Boston algún día, tengo que rememorar a esas víctimas, tengo que vencerme para ganar.