La industria del fútbol en México produce números como los siguientes:
- la mayoría de los clubes del fútbol de Primera División obtienen entre 1.8 y 2.5 millones de dólares por la publicidad en sus uniformes.
- La inversión en patrocinios en eventos deportivos en México asciende a 4 mil 800 millones de pesos (sin contar inversión de medios de información).
- La publicidad en los uniformes de los equipos del fútbol mexicano representa casi el 30% de los ingresos que obtienen al año. El ingreso más importante proviene de los derechos de transmisión.
- 40% de los mexicanos se declaran aficionados al fútbol.
Queda claro que esta industria es muy grande, muy importante a nivel económico como de repercusión social. Por ello es importante trabajar hoy en día en dos sentidos desde mi punto de vista: la profesionalización continua en todos los niveles, y la disminución de las “distancias” entre las divisiones.
Actualmente, un equipo que asciende de Segunda a Liga de Ascenso, o de esta a Primera División sufre varios estragos: empieza con el famoso “cociente” en contra, siendo tan volátil, y con muchos menos recursos que sus rivales para armarse bien en tiempo y en forma. Los costos de una franquicia aumentan y de repente clubes que tenían dos o tres colaboradores, de repente se ven en la necesidad de aumentar su estructura. Estos saltos son “mortíferos” y por lo regular, si un club no tiene las bases sólidas, esto puede costarles en demasía.
La FMF debe revisar este tema, para que de alguna forma los saltos sean menores y no representen una transformación total de un club. Lo mismo sucede a la inversa. Un equipo desciende y prácticamente toda ayuda es retirada, empezando por los patrocinadores, y aunque es normal que esto suceda en cualquier parte del mundo, un descenso es prácticamente una reingeniería y los clubes terminan “recortando” desde personal hasta gastos. Total, nunca hay una estructura de base que mantenga las columnas que debe tener un club desde Tercera hasta Primera División: un área administrativa, un área deportiva, un área de negocios (marketing y comercialización) y un área operativa (mantenimiento).
Y de aquí nos vamos a la profesionalización. Hay un número que me dejó “helado”. Haciendo una investigación de mercado sobre la cantidad de entrenadores que egresan para dirigir equipos, me topé con que en las regiones de Cataluña y Andalucía se titulan 1,000 monitores al año, siendo estos los entrenadores que formarán futbolistas en esas regiones de España. Graduados del ENDIT cada año debemos andar rondando los 30 por cada plaza en la que existe un campus.
Afortunadamente ya hay carreras especializadas como en el ENED (Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos) y otras carreras que empiezan a llegar a México: Licenciado en Marketing Deportivo. También los Licenciados en Organización Deportiva, además de las especializaciones como la Escuela de Negocios del Real Madrid en la UVM y el MINAF (Master Internacional en Negocios y administración del Fútbol) de la Johan Cruyff Institute for Sport Studies. Ni que decir de otras especializaciones como la que ofrece en Periodismo Deportivo la escuela de José Ramón Fernández, o bien todo lo que representa la Universidad del Fútbol de Pachuca.
Los clubes necesitan especialistas en cada tema, como sucede en cualquier otra industria, o en cualquier otra profesión. O digame estimado lector, si a usted se le descompone su computadora ¿habla a un técnico en televisiones? Lo más probable es que busque un soporte técnico que seguro tendrá un bachillerato técnico o una ingeniería relativa a sistemas. Si se enferma un miembro de su familia, irá a ver un médico general y si es algo más complejo se irá con un médico especialista.
El fútbol requiere de profesionales que puedan ayudarle a los inversionistas que ponen su capital a desarrollarlo de la mejor manera, tal y como se contrata a un ingeniero, arquitecto, licenciado en otra empresa. Desgraciadamente, como el fútbol es algo tan popular, y todos alguna vez hemos estado en una cancha jugando, creemos que sabemos lo necesario. La experiencia de otros países nos dice que no es así, y ahí está España como el mejor ejemplo.